12/12/2022
Para administrar edificios no es suficiente solo manejar bien las finanzas y presupuestos, hay un conjunto de habilidades técnicas y blandas que te da la experiencia, tanto para llevar conflictos entre vecinos y poder presidir una asamblea con éxito.
En el rubro tenemos a muchas administradoras de edificios que manejan desde el conocimiento en mantenimiento de ascensores como el manejo de una crisis o conflictos entre vecinos, y que además representan las buenas prácticas y valores en esta profesión.
Una entrevista que nos gusta mucho es a nuestros colegas de Assetplan, donde la mitad de su nómina se conforma por mujeres.
En ese sentido, Camila Abarca comparte:
“A mi me pasa mucho que llego a una reunión, me siento en una mesa y son 11 hombres y finalmente la que habla soy yo, que estoy a cargo de dar la asesoría, entonces como primera instancia me ven como una chica joven, y es sólo el prejuicio porque una vez que se termina la reunión es distinto. La gente cambia la mirada, termina contenta, agradeciendo y reconociendo lo que les estoy entregando….”
Luego concluye con una potente afirmación:
“La verdad es que cuando tú haces bien tu trabajo y sabes que lo que estás transmitiendo le va a servir a la persona que contrató el servicio, las cosas se dan solas”
Es por esto que para esta ocasión, tres administradoras de edificios nos cuentan cómo ha sido su experiencia ejerciendo esta profesión, los desafíos que han tenido y cómo los abordan siendo mujeres líderes en la industria.
Su ingreso al mundo de los condominios fue impulsado por el deseo de ver crecer a su hija. Y comienza como muchas otras historias:
Tenía un trabajo que le aseguraba estabilidad y calidad de vida, pero después de tener a su hija, decidió renunciar y con valentía lanzarse como profesional independiente.
Algunos podrían pensar cosas como “Es que las mujeres se deben quedar en casa y criar a sus hijos mientras el hombre trae el pan a la mesa”.
Pero este no fue el caso, porque ella, como mujer poderosa, sabía que podía criar a sus hijos junto a su esposo, llevar un negocio independiente y aun así tener tiempo para ella.
No lo digo yo, lo dicen los resultados:
Aun con varios años de experiencia en la administración de empresas, Lucía nunca se había enfrentado a un condominio.
¿Ley de Copropiedad?
¿Asamblea de Copropietarios?
¿Cómo es eso de la Ley Cholito? ¿No será Chorito?
Pero eso no la detiene, de hecho, le aconseja que a todas las administradoras de edificios que están comenzando, a “creerse el cuento” de que pueden hacer las cosas.
En la entrevista, nos confiesa que este trabajo le trae preocupación, pero también satisfacción al dejar su sello de excelencia en cada gestión.
Es así como con su experiencia en administración de empresas y mucha confianza en ella misma, postula en licitaciones para sus primeros condominios, de los cuales dos la eligieron para su primer año como administradora oficial de edificios.
En estos primeros años se enfoca en desarrollar ciertas relaciones con cada miembro del comité, proveedores y quienes trabajan en los condominios. Resalta la importancia de conocer las personas con las que trabajas, no necesariamente para que desemboque en una amistad, sino para practicar la empatía y entender el mejor canal de comunicación con cada quién.
Asimismo, estaba entrando a un rubro nuevo y debía reforzar su conocimiento técnico, desde entender cómo funciona una sala de bombas hasta conocer las certificaciones de los ascensores.
Nos cuenta en la entrevista la fortuna que tuvo de que sus proveedores respondieron sus preguntas técnicas sobre ciertas áreas del condominio, lo que le permitió, tiempo después, saber tanto del tema que ahora puede resolver los problemas más frecuentes sin tener que llamar al técnico.
Esto le hace ganar tiempo al condominio, y por supuesto, ahorrar dinero.
Discriminación de género en el rubro
A pesar de su excelente desempeño y sólidas relaciones interpersonales, el talento de Lucía en la administración no terminaba de convencer a algunas personas.
“Tuve excelente relación con el comité, pero había un miembro que era receloso y machista… Creo que nunca pude ganarme su confianza”
Lucía nos cuenta que a lo largo de sus 10 años trabajando como Administradora de Edificios ha sufrido discriminación de género, de personas que no la creen capaz de manejar sus 16 comunidades.
“En este trabajo las mujeres siempre estamos expuestas a discriminación y tenemos que estar eternamente demostrando nuestras capacidades… No tanto de lo temporal sino desde el conocimiento técnico”
Es por esto que en vez de desmotivarse o darle mucha importancia a las personas que no creen en ella, Lucía le dedica tiempo y energía a aprender todos los días sobre el funcionamiento de una comunidad, en convivencia, aspectos técnicos, manejo de personal y aporte tecnológico.
Aun con los obstáculos y con los “ella no va a poder”, Lucía lleva una exitosa carrera en la administración de edificios, y con buena voluntad, humildad y ganas de crear comunidades felices, su cartera de clientes continúa creciendo.
Por último, comparte su mantra:
“Lo que hagas, hazlo con excelencia”
En tu círculo social seguro conoces a una persona risueña, que parece que siempre sonríe y le brillan los ojos, así es Carmen.
- Es una super mamá.
- Lleva 8 años en la administración de edificios
- Tiene su propia empresa “Propiedad Conectada” donde administra edificios y asesora tanto a administradores como a comités de administración.
- Siempre anda en moto y no se despeina (Nadie sabe cómo)
A lo largo de su carrera, ha tenido que enfrentarse a ideas donde relacionan a una mujer con ser frágil o con no ser “capaz” si es que su personalidad fuese amable o pasiva.
Pero como mujer empoderada, supo darle la vuelta y aquí te cuento cómo:
Carmen, quien siempre vivió en casa y estaba acostumbrada a escuchar música a la hora que quisiera y a no pagar gastos comunes, decidió mudarse y cambiar de ambiente, yendo a un edificio por primera vez.
Allí experimentó algunas de las situaciones de la vida en comunidad, como los conflictos de convivencia, los protocolos de usos en espacios comunes, relación con la conserjería y a leer quejas de la comunidad en el grupo de WhatsApp porque suben los gastos comunes y no saben por qué.
En este último punto, decidió convertirse en miembro del comité de copropietarios y posteriormente en presidenta del comité, donde tuvo su primera victoria con una inmobiliaria que se negaba a cumplir ciertas garantías.
Esto le dio la confianza de ahondar más en el rubro, por lo que comienza a trabajar como supervisora en una empresa de administración de edificios, donde conoció más de cómo realmente era el trabajo de esta gestión condominal.
Lo encontró aún más interesante y por eso comenzó a tomar cursos y formarse oficialmente como administradora de edificios.
En la entrevista Carmen confiesa haber tenido miedo administrando sus primeras comunidades:
“El miedo te permite tener la fortaleza para enfrentar todos los desafíos que vienen” afirma “Es muy lindo tener ese miedo… Fue una muy linda oportunidad”
Hasta el 2020 estuvo administrando edificios, luego se asoció con un amigo para crear su propia empresa y funcionó por un tiempo, pero terminó por volar sola y crear su empresa “Propiedad Conectada”
Tiempo después reconoce que este miedo se transforma en desafío, y más para atender las comunidades que están mal administradas y con muuuchos problemas de convivencia.
Si bien Carmen afirma no haber experimentado discriminación de género a lo largo de su carrera, se vio marcada mucho tiempo con apodos diminutivos, que por cariño o cordialidad mal dirigida de algún modo incomodaba.}
Dado que comenzó su carrera antes de los 30, muchos trabajadores la trataban de “niñita o mijita” cuando la saludaban. Pero, es difícil imaginarse a un trabajador saludando como “niñito o mijito” a un administradOr de edificios, ¿cierto?
Esto motivó a Carmen a estudiar sobre liderazgo y cómo conseguir este respeto que también merecía, donde sin sacrificar su amabilidad con todos, logró que la dejaran de tratar como una “niñita” y a tomarla más en serio en su trabajo.
Este tremendo crecimiento personal también se debe a situaciones tensas que ha tenido que enfrentar como administradora, frente a hombres y/o mujeres.
En ese sentido, Carmen nos cuenta ambas experiencias:
“El rubro es muy masculino, los proveedores son casi todos hombres, hay que reforzarse con la parte técnica de los edificios, preguntar todo para poder entender cómo funciona un edificio en temas técnicos, sin embargo, estoy agradecida de todos aquellos que me han apoyado, todos los proveedores y mantenedores que me han ayudado a crecer en este rubro”
También comparte:
“Tuve una reunión con un gremio, hicimos una junta de solo mujeres y fue muy penoso ver como algunas de ellas decían que habían sido discriminadas por sus colegas administradores hombres, otras por los comités, otras que terminaban llorando de la frustración o sintiéndose menos”
Es por esto que dedica tanto tiempo a formarse, no solo en la administración, finanzas y marco legal que conlleva la profesión, sino también la parte técnica del edificio, sobre mantenimientos, qué hacer en caso de emergencias y otros aspectos que le permita entender la situación global del condominio.
En la entrevista Carmen nos compartió varios de los tips que considera imprescindibles para ejercer la administración de edificios, ¡Veamos cuáles son!
“Uno aprende desde un auxiliar de aseo hasta un mayordomo que tiene mucha experiencia trabajando en edificios, aprender de todos”
El hecho de poder autoliderarse, capacitarse y aprender a poner límites es importante para esta profesión, más porque muchos pueden cuestionar tus trabajos o decisiones.
Por último, cierra con una invitación para esas mujeres administradoras que son líderes innatas:
“Mi sueño es que en este rubro haya más voces de mujeres liderando”, confiesa. “..Si nosotras nos empezamos a creer el cuento y valorarnos, va a ser más fácil liderar un gremio, tenemos mujeres que están en el gobierno y liderando”
Por último, resalta la importancia de empoderarse, brillar, elevarse entre administradoras y darse ese apoyo necesario para todas las que están comenzando esta nueva generación.
Entre las cosas más admirables del mundo, siempre vamos a decir que una de ellas es ser mamá, porque (entre muchas más razones) siempre te impulsa a tomar decisiones que te sacan de tu zona de comfort.
Decidió dejar su trabajo de ventas y marketing en una empresa transnacional para encontrar flexibilidad y un trabajo que le gustara y le permitiera compartir más tiempo con sus dos hijas.
Porque los que han trabajado en ventas, saben que a veces el trabajo te acompaña hasta la casa y que los cierres pueden llegar a cualquier hora del día, por lo que de algún modo nunca te terminas de “desconectar”.
Es por esto que comenzó a administrar edificios en 2015, es decir, lleva más de 6 años administrando.
¿Pero cómo? Si su experiencia era en ventas y marketing.
Pues tanto las ventas como el marketing desarrollan habilidades blandas como la escucha activa y el poder interpretar las necesidades de un cliente o prospecto, habilidades que son imprescindibles para la administración de edificios a la hora de trabajar con personas y buscar el bienestar de los residentes.
No obstante, Claudia no es una persona que espera por las cosas, sino que sale a buscarlas. Si nadie la llama, ella toca puertas, y si no sabe administrar edificios, pues aprende.
Es así cómo se formó poco a poco en la administración de edificios hasta que consiguió su primera comunidad.
“Los comienzos son difíciles cuando uno no tiene experiencia”, comparte.
Y más allá de un “golpe de suerte” fue una combinación de una casualidad y sus méritos, porque el primer condominio que la contrató estaba conformado por un comité que por su trabajo anterior ya conocía su calidad de profesional.
¿Te lo imaginas? ¿Convencer a un comité entero porque si bien nunca habías administrado un edificio, te conocían como profesional y sabían que podían confiar en ti?
Actualmente, muchos administradores son independientes y es una figura muy común porque les da comodidad.
No obstante, Claudia se asoció con una persona que también estaba entrando en la administración de edificios aunque ya contaba con experiencia y a una profesional con conocimientos en inspección técnica de obras, y este trío dinámico formó Amengual Administraciones, lo que le permitió escalar más rápido y conseguir cada vez más y más clientes.
¿Pero qué pasa cuando tienes muchos clientes y trabajas sola?
Cuesta un poco darles la misma atención al detalle, por lo que Claudia tuvo que aprender a distribuir y organizar con precisión sus tiempos para poder darles la calidad que todos merecen, lo que le permitió no solo conservar los que ya tenía, sino llegar a nuevos clientes.
Sin duda un ejemplo de superación.
Claudia nos cuenta que a lo largo de su carrera ha tenido momentos de discriminación de género:
“Sin duda ha tenido discriminación de género cuando trabaja, sobre todo con los hombres y mujeres mayores” afirma.
Entre las frases más comunes que ha escuchado en su carrera, están:
- “Tu propuesta me encanta, pero preferimos un hombre”
- “Si, pero ¿puedes con los mantenedores?”
- “¿De verdad tú eres capaz de manejar personal?”
Y el famoso “mansplaining”, término usado para esas situaciones donde un hombre asume que por ser mujer no manejas cierto tema y te explican sin que lo pidieras o incluso aunque les demuestres que sabes del tema en un tono condescendiente.
Aquí no hablamos de “no aceptar una ayuda” sino de que quiera explicarle a una administradora con tremenda trayectoria cómo hacer su trabajo.
“Alguno es ingeniero hidráulico y sabe de bombas, pero eso no lo hace experto en planes de emergencia, ascensores y piscinas” afirma Claudia.
Además de ser una administradora de edificios excepcional, Claudia Vega es profesora en el curso de administración de edificios y condominios de INACAP.
“Conozco varias administradoras, Angélica Aravena, Lucía Contreras, Nery Fox, Carmen Gloria, son todas secas, tienen la capacidad de darle una vuelta increíble a todas” cuenta en reconocimiento de sus colegas.
Nos cuenta que ha sido una bonita experiencia haciendo clases porque siempre queda el contacto con todos sus estudiantes, hombres y mujeres, con los que genera una red de apoyo y búsqueda de datos o proveedores.
Este tipo de acciones acentúan el impacto de Claudia en la formación de los y las administradoras de la nueva generación, donde pueden acceder a apoyo constante de una profesional.
En su opinión, lo importante para las administradoras de edificios que estén comenzando “se la jueguen” y que tengan confianza en su capacidad de que siempre pueden.
Claudia nos revela que ha “descubierto administradoras maravillosas que a veces dudan de sus capacidades y no tiene por qué ser así”
“Ellas se la pueden perfectamente con este trabajo, que perseveren, que a veces se frustra un poco porque demora en llegar la comunidad o el reconocimiento, pero llega, y al final del día uno se siente bien”
¡Cómo inspiran estas 3 historias! ¿Te diste cuenta que el consejo de las tres administradoras fue “creerse el cuento”? ¡Por algo será! Aprovecha y lee estos 5 consejos de administradoras líderes en la industria.
¿Cómo es o fue tu experiencia siendo administradora de edificios? ¡Cuéntanos en los comentarios!